El Club

El Club Atlético Colegiales es un club de fútbol argentino, radicado en el barrio de Munro, partido de Vicente López, provincia de Buenos Aires. Fue fundado el 1 de abril de 1908 bajo el nombre Libertarios Unidos, nombre que actualmente lleva su estadio. Actualmente milita en el Nacional B, segunda división para los clubes directamente afiliados a la AFA.

Nuestra historia

1908
Inicios: Libertarios Unidos
Fundación

El club fue fundado el 1 de abril de 1908, en Libertad y Paseo de Julio (hoy Avenida del Libertador), en el barrio de Retiro, lindero a Recoleta, bajo el nombre de Libertarios Unidos. Esta denominación habría sido escogida en virtud del lugar de fundación (la calle Libertad). Pero, en contraposición, se podría sospechar que la fuente de inspiración bien pudo haber sido los ideales anarquistas de sus fundadores. La teoría se fortalece con la elección de los primeros colores: rojo y negro, símbolo de ese movimiento político. Además, entre sus miembros había militantes anarcosindicalistas, libertarios, socialistas y comunistas. La teoría de que haya sido por su ubicación, en la calle Libertad, pudo haber sido una coartada ya que el anarquismo durante esa época estaba completamente prohibido, era perseguido y duramente reprimido.

1911
Inicios: Libertarios Unidos
Américo Tesoriere, uno de los mejores arqueros de la historia de Colegiales
Primeros años en la AFA

En 1911, el equipo se afilió a la Argentina Football Association y comenzó a competir en la Segunda División, que era la tercera categoría. Debutó el 7 de mayo contra Ferro Carril Oeste. Enfrentó a Platense, Atlanta y Bernal, logrando una goleada de 6 a 1 contra este último, pero no consiguió el ascenso.

1920
Debuta en Primera División
Cárlos Domingo Giúdice, artillero e ídolo de Colegiales en la década del 20'.
El ascenso a Primera División

En 1917 modifica su nombre por Sportivo del Norte. El motivo del cambio tiene dos versiones: una indica que debió cambiar su denominación por decisión gubernamental, mientras que la otra señala que el coronel Ramón Falcón, conocido represor de manifestaciones obreras, especialmente ensañado con los anarquistas, le sugirió amablemente a los directivos el cambio del nombre. se mismo año, militando en Intermedia, logró el ascenso a Primera División de la Asociación Argentina de Football y en 1920 disputó su primer torneo en Primera, logrando la séptima posición y siendo el campeón Boca Juniors.

1923
De Sportivo del Norte a Colegiales
Adopta el nombre definitivo “Colegiales” en homenaje al barrio donde se encontraba su estadio.

En 1923 el club se había mudado a una cancha ubicada entre las calles Teodoro García, Giribone, Palpa y Charlone, en el barrio de Colegiales. Dos años más tarde, en 1925, culmina la escisión y el club resolvió cambiar su denominación por la de Colegiales, adoptando sus nuevos colores: azul, marrón (el que muy pronto mudará al rojo) y oro, que perduran hasta nuestros días. Se cree que los nuevos colores estuvieron inspirados en la bandera de la Segunda República Española, roja, amarilla y morada.

1948
Mudanza de estadio
Se muda a su alctual estadio en Munro

En 1948 se mudó a su actual campo de deportes de Malaver y Posadas, en Munro, su presidente en aquella época era Mario Alberto Cichero. El defensor Roberto Carnelli (fallecido el 27 de enero de 2021) fue autor del primer gol en este estadio, el 23 de abril de 1949, en la victoria 3-2 ante El Porvenir.

Actualidad
Ascenso y estabilidad
Ascenso y estabilidad en la Primera B Metropolitana

Luego de varios intentos fallidos, entre los cuales se encuentra una final perdida con Comunicaciones, en la temporada 2007/08 retorna a la Primera B de la mano de Armando González, ganándole 2 a 1 como visitante a JJ Urquiza con un gol inolvidable de Ignacio Distéfano y consagrándose campeón, al finalizar en la primera ubicación del campeonato. El regreso a la Primera B fue muy exitoso, de la mano de Néstor Ferraresi y de jugadores como Diego Cisterna, Gastón Díaz, Jonathan Torres y Javier Molina. Si bien perdió en cuartos de final del Torneo Reducido por el ascenso a la Primera B Nacional frente a Deportivo Merlo, equipo que finalmente logró el ascenso, logró mantener la categoría y engrosar el promedio de cara a la temporada siguiente.

Somos el Club Atlético Colegiales: Un amor de barrio

En el corazón de Munro, el Club Atlético Colegiales no es solo un estadio o un equipo; es una extensión del alma del barrio. Las calles del barrio cobran vida los días de partido, con el aroma de asados y el sonido de bombos resonando en cada esquina, y con los vecinos, esos que llevan el club en el corazón, preparándose desde temprano, colgando banderas y desempolvando camisetas que han visto más partidos de los que pueden contar.

Un amor nacido un primero de abril de 1908, bajo el nombre de Libertarios Unidos, pero que pronto se transformaría en el Club Atlético Colegiales.

Imaginá, un puñado de muchachos, con los ojos llenos de ilusión y las piernas llenas de barro, soñando con patear una pelota bajo un sol radiante. Esos muchachos eran los fundadores de Colegiales, y su sueño era tan grande como la pasión que sentían por el fútbol.

Con el paso de los años, el club fue creciendo, mudándose de un lado a otro, hasta encontrar su lugar en el corazón de Munro. Allí, entre las calles de tierra y las casas bajas, el Tricolor se hizo fuerte, forjando una identidad propia, una identidad que se transmitió de generación en generación.

El club ha sido escenario de hazañas memorables, partidos que se cuentan con orgullo y nostalgia, donde el tiempo parece detenerse y el estadio se convierte en una cápsula del ayer y del hoy, uniendo generaciones. Los hinchas, con sus cánticos incesantes, forman un coro que no necesita partituras porque cada voz conoce su lugar. Es un ritual que se repite, una danza que nunca termina.

¿Quién no recuerda las tardes de los sábados o domingos en Libertarios Unidos? El olor a pasto recién cortado, el grito de los vendedores ambulantes, el aliento de la hinchada... Momentos que quedaron grabados a fuego en la memoria de todos aquellos que alguna vez pisaron ese campo de juego.

Colegiales no es solo un club de fútbol, es una familia. Una familia que te abraza en las buenas y te sostiene en las malas. Una familia que te enseña los valores del esfuerzo, la solidaridad y el compañerismo. Es cultura, es historia, es la vida misma en cada rincón de Munro. Son esos momentos donde la pelota cruza la línea de gol y el estadio estalla en un abrazo colectivo.

Hoy, Colegiales sigue escribiendo su historia. Con sus luces y sus sombras, con sus alegrías y sus tristezas. Pero lo importante es que sigue vivo, sigue latiendo, sigue siendo el orgullo de Munro.

Colegiales, en su esencia, es una metáfora de la lucha y la esperanza. Los jugadores que han pasado por el club no son solo atletas, son hijos de un barrio que los vio crecer, que celebró sus goles y sufrió sus derrotas como propias. Cada ascenso ha sido una fiesta que se extendía hasta la madrugada, cada descenso una tristeza compartida, pero siempre con la frente en alto, porque la pasión no entiende de categorías. Porque en el fútbol, como en la vida, lo importante no siempre es ganar, sino el viaje compartido.

Y así como un viejo tango, la historia de Colegiales está marcada por el sufrimiento y el desarraigo. Pero es también una historia de resiliencia; un grito de identidad que resuena más fuerte que las dificultades, y que nos invita a soñar, a recordar, a emocionarnos. Porque en cada rincón de este club hay una historia para contar, una vida para celebrar.

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