El Ascenso Soñado: Colegiales es Nacional después de 68 años

Después de 68 largos años de espera, hemos logrado lo impensable: el tan soñado ascenso a la Primera B Nacional. Este título de la Primera B Metropolitana no es solo un logro deportivo, es un hecho que destaca la lucha y el sacrificio de cada miembro de esta familia inmensa y hermosa que es Colegiales.
Desde los primeros días de su fundación, este club ha sido una fortaleza construida a base de pasión y esfuerzo. Los años no han sido fáciles, marcados por desafíos, persecuciones y desarraigo. Pero ni las dificultades ni los obstáculos pudieron quebrantar el espíritu de un equipo que siempre encontró la manera de levantarse y seguir adelante.
Cada rincón del club guarda historias de sacrificio y dedicación. La comisión directiva ha trabajado incansablemente, los colaboradores han brindado su amor y esfuerzo, los socios han estado allí en cada momento, apoyando en las buenas y en las malas. Los hinchas, con sus gargantas rotas de alentar, han sido el motor que empuja a Colegiales hacia la grandeza. En cada grito de aliento, en cada bandera ondeando, se refleja un amor incondicional que traspasa generaciones.
La historia de Colegiales es la historia de un barrio, de una comunidad unida por un sentimiento inquebrantable. Vecinos y amigos que se unen cada fin de semana para ser testigos de la magia del fútbol, que encuentran en cada partido una razón para sonreír y soñar. Este ascenso es para ellos, para nosotros, para todos los que nunca dejaron de creer.
Este logro es el resultado de años de persistencia y trabajo arduo. Es la recompensa para aquellos que nunca abandonaron el sueño, que se enfrentaron a adversidades y siempre apostaron por la esperanza. Cada partido jugado, cada entrenamiento bajo el sol ardiente o la lluvia incesante, ha forjado el carácter de un equipo que hoy se alza victorioso.
Colegiales no es solo un club; es una familia que ha sabido pelear, que ha sabido reponerse de las situaciones más difíciles. Una familia que ha aprendido a celebrar sus logros con humildad y a tomar fuerzas de sus derrotas. Este ascenso al Nacional B es un testimonio del poder del trabajo en equipo, de la dedicación y, sobre todo, del amor por los colores que llevan en el corazón.
Hoy, el barrio de Munro se viste de fiesta. Las calles se llenan de alegría y los cánticos resuenan en cada esquina. “¡Cole campeón, carajo! ¡Somos Nacional!” se escucha en cada rincón, un grito que encapsula años de lucha, de sacrificio y de sueños que hoy, fueron cumplidos. Ser de Cole es un sentimiento que pocos entienden, pero que quienes lo viven, lo llevan grabado a fuego.

Este ascenso es el comienzo de un nuevo capítulo en la historia de Colegiales. Un capítulo que promete nuevas hazañas, nuevas alegrías y, sin duda, nuevas muestras de ese amor inquebrantable. ¡Qué lindo es ser de Cole, no lo entenderían!
¡COLE ES NACIONAL! ¡El sueño es realidad, y el futuro es más brillante que nunca!